Muchas veces nosotros mismos ni nos damos cuenta de las expresiones que hacemos cuando reaccionamos a cualquier estímulo que otra persona nos transmite. Este suceso me hizo reflexionar gracias al último día de clase, en el cual se trabajó la exposición improvisada y el cómo se sentía el exponente según la postura que teníamos los oyentes.
Con esto quiero decir que muchas veces somos los propios oyentes los que provocamos que la persona que expone se ponga nerviosa, la distraigamos o hagamos que se quede en blanco porque no tenemos una postura adecuada para la escucha de su exposición. Simplemente un movimiento de ojos, de cabeza, incluso de las manos pueden hacer que el exponente se le pasen mil pensamientos por su cabeza acerca de como está tratando el tema: si aburre, si no es de interés, si les ha llamado la atención....
Por lo tanto me sirvió para ponerme en el lugar de ellos, y plantearme que si estoy de oyente no me cuesta mucho tener una postura adecuada, y sobre todo respetuosa hacia él, ya que al fin y al cabo de cada uno de los oyentes depende de como se encuentre el exponente y de como se vaya desenvolviendo su actuación. Creo que es una conducta que no se piensa muchas veces, y por ello quiero tenerlo reflejado para que tengamos presentes que cuando algunos de nosotros se pone ante un público, nos gusta ser escuchados y respetados y por ello creo que es bueno decir que si no nos gusta que nos hagan una recepción de tal forma, no se lo hagamos recibir de igual forma a los demás.
Mª Ángeles, como tu blog estaba un poco estraviado, te hago ahora el comentario global.
ResponderEliminarEl Blog está bien con carácter general, pero debes implicarte más en los contenidos que aportas. Con esto quiero decir que busques información y vayas completando los contenidos que se dan en clase.
Debes tener mucho cuidado con la expresión. Palabras como "exponente" que no existe y otras expresiones repetitivas ensucian el texto.
Ojo con las faltas de ortografía.
No obstante aunque casi te pilla el todo al final está todo.
Mª Angeles, ¿y el segundo cuatrimestre?
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